Es apenas un 2%, pero supone el inicio de un camino que debe culminar dentro de 25 años. El primer paso se dio el pasado 1 de enero. El último, según el plan previsto, tendrá lugar en 2050. Para entonces los aviones deberán dejar de emitir emisiones contaminantes y el queroseno que ahora emplean sus motores deberá haber sido sustituido íntegramente por alternativas limpias y renovables. Por ahora, la opción ‘verde’ es el SAF (Sustainable Aviatión Fuel), un combustible líquido con las mismas características técnicas que el queroseno pero que logra reducir entre un 80% y un 100% las emisiones de CO₂. La normativa ‘ReFuelEU Aviación’ establece que desde comienzos de este año todos los aviones deben tener un combustible mixto en el que al menos un 2% sea SAF. Dentro de cinco lustros deberá alcanzar el 70%. No en vano, la aviación es, hoy por hoy, una de las fuentes de mayor contaminación y su descarbonización para limpiar los cielos es urgente. El consumo de queroseno en nuestro país no ha dejado de aumentar. El turismo, ese motor económico convertido en pilar del PIB en España, llega en su mayor parte en avión y con él, la contaminación del aire que respiramos. Si en 2015 llegaban a España 207 millones de viajeros, sólo en los primeros diez meses del año pasado lo hicieron 287 millones. En 2024 los aviones en los que llegaron los turistas consumieron alrededor de 7,3 millones de toneladas de queroseno, a razón de entre 500.000 y 700.000 toneladas al mes.
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