La infraestructura de carga es uno de los grandes obstáculos para el coche eléctrico, pero la UE quiere solucionarlo con un nuevo reglamento.
La tecnología de la electrificación va progresando a ojos vista y ya existen en el mercado un buen número coches cuya batería permite un radio de acción superior a los 500 kilómetros.
Aunque la autonomía razonable que deberían tener los modelos más populares y asequibles se establece alrededor de los 400 kilómetros, un rango de acción que ya se aproximaría bastante a lo que viene siendo habitual entre repostajes de combustible entre los de motor de combustión. Por el contrario, la red de suministro eléctrico no ha crecido a la par que los coches eléctricos (VE) y plantearse viajar largas distancias en uno de ellos requiere una planificación muy precisa dada la escasez de puntos de recarga.
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