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Lo que está en juego en la cumbre climática que acaba de empezar en Alemania

Este lunes 17 de junio inició un nuevo encuentro en la ciudad de Bonn. Las 196 delegaciones tendrán que definir temas cruciales para enfrentar el cambio climático que siempre han generado discordias.

Bonn -la ciudad alemana que vio nacer a Ludwig van Beethoven hace casi 250 años- se viste de cambio climático. Durante dos semanas, allí se reúnen, a partir de este lunes 17 de junio, los negociadores de las 196 partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para continuar negociando la letra chica del Acuerdo de París. Se trata de un encuentro que continuará en Costa Rica entre el 8 y el 10 de octubre, y concluirá en diciembre en la 25° Conferencia de las Partes (COP25) en Chile.

¿Qué es lo que se está discutiendo? Primero, lo que quedó pendiente de las reglas de implementación del Acuerdo de París. En la COP24 que tuvo lugar en diciembre último en Katowice, Polonia, se acordó la letra chica del texto parisino, pero un punto quedó sin resolver: el futuro de los mercados de carbono (Artículo 6). Su definición debe concretarse al culminar la COP25.

Lo que está en juego aquí es la integridad de las compensaciones. Es decir, ¿quién reclama la compensación? ¿Cómo se gobierna? ¿Cuál es el “patrón de oro” que deben adoptar los países? Parte importante de la discusión tiene que ver con si los créditos de la era del Protocolo de Kioto se transferirán a la del Acuerdo de París, en cuyo caso los países podrían utilizar los ahorros anteriores a 2020 para rendir cuentas de los objetivos fijados para 2025/2030, en lugar de limitarse a depositar ahorros adicionales y negarse a acelerar la adopción de medidas.

Hasta el momento, Brasil fue el principal “bloqueador” en este frente. En la COP24 demostró su descontento con las reglas propuestas y, según pudo saber LatinClima, no habría cambiado de posición de cara a la presente reunión. Todos los ojos estarán posados sobre sus delegados en estas semanas.

Sumado al Artículo 6, hay expectativas en torno al mecanismo de pérdidas y daños. ¿Será su financiamiento uno de los temas a tratar en la COP25? Esa es la respuesta que debe darse en Bonn. Los países más vulnerables están empujando esta agenda, sin mucho éxito hasta aquí. Dados los fuertes embates que la crisis climática implica para el mundo en desarrollo, la presión por abordar cómo los países vulnerables pueden lidiar financieramente con los impactos está en aumento.

“Mientras los países desarrollados se ocupan de salvaguardar a sus países en términos financieros contra la crisis climática, los países en desarrollo están luchando por la supervivencia», fueron las palabras con las que lo describió Harjeet Singh, del Global Climate Change Lead de ActionAid International, en la jornada inaugural de la conferencia alemana.

Transversal a la discusión, que incluye también el inicio de las conversaciones sobre la implementación del Acuerdo de París, es la ambición que los países están dispuestos a demostrar a la hora de combatir la crisis climática. Un aumento de los objetivos en los planes nacionalmente determinados de acción climática (NDC, por sus siglas en inglés) está a la orden del día.

Con los NDC actuales, se llegaría a un escenario en que la temperatura promedio planetaria aumenta más de 3°C por encima de los niveles preindustriales. Para llevar esa proyección a los niveles impuestos por el Acuerdo de París y recomendados por el consenso científico (1,5°C, en ningún caso más de 2°C), algo debe cambiar. Según las Naciones Unidas, cerca de 80 países ya demostraron intenciones de robustecer sus metas para el año próximo: quizá Bonn sea el escenario que elijan para hacer pública esta aspiración.

“Necesitamos ambición, ambición, ambición”, dijo Yamide Dagnet, directora del Climate Program World Resources Institute. “Bonn debería ser la base para mayor ambición”.

Hacia el final de esta reunión, se espera una definición sobre cuál será la sede de la COP26 en 2020. Milán (Italia) y Londres (Gran Bretaña) son los candidatos favoritos.

Fuente: El Espectador