Para prevenir un cambio climático catastrófico y acelerar la transición global hacia una economía neta cero, los formuladores de políticas y los propietarios de activos deben repensar urgentemente cómo canalizamos el capital a escala. La clave es desarrollar nuevos instrumentos financieros que sean rentables, líquidos y de fácil acceso para los ahorradores e inversores de todo el mundo.
A medida que atravesamos la Semana del Clima de las Naciones Unidas y nos dirigimos a la COP28 en Dubái, a finales de este año, debemos detener el “deseo ecológico” y el “greenwashing” y comenzar a pensar en los instrumentos que permitirán al sector privado y a los inversores privados canalizar más capital hacia la resiliencia climática y la sostenibilidad.
Si bien el sector público tiene un papel importante que desempeñar al respecto, las soluciones escalables requieren compromisos importantes de recursos del sector privado. Ahora que el cambio climático ya está causando estragos tanto en los países pobres como en los ricos, desbloquear esta reserva de capital en gran medida sin explotar se ha convertido en una prioridad urgente.
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