Las aerolíneas de la Unión Europea pagan menos de un tercio de las emisiones de CO2 que generan anualmente. Son datos del año 2019. ¿Y por qué ocurre esto? El 70% de las emisiones de CO2 equivalente de las aerolíneas de la Unión Europea se producen fuera del espacio aéreo comunitario, de modo que menos del 30% están sujetas a la regulación (que es exclusivamente europea). Resultado: esto permite a las compañías emitir sin pagar por más de dos tercios de sus emisiones. Así lo señala un informe de Transport & Environment y Carbon Market Watch
Estas organizaciones han desvelado los datos totales de emisiones de las aerolíneas de la UE en 2019. Se trata de la primera vez que estos datos salen a la luz, ya que hasta ahora solo se disponía de las emisiones incluidas dentro del régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE), es decir, las de los vuelos dentro del espacio económico europeo: vuelos que «nacen y mueren» en la UE. La conclusión es demoledora: menos de un tercio de las emisiones totales son objeto de regulación.
El grueso de la actividad de las principales compañías de la UE lo constituyen rutas de largo alcanza, libres de esta regulación europea. El informe expone que las operaciones fuera de la UE suponen el 77% para Lufthansa; el 83% para Air Europa y el 86% en el caso de British Airways. En esos vuelos, las aerolíneas europeas emitieron en 2019 65,9 millones de toneladas, por las que «no pagaron un céntimo».
Respecto a las aerolíneas españolas, el informe afirma que Iberia lanzó en 2019 un total de 5,67 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, de las que el 83% se «beneficiaron del limbo legal» por la falta de un marco regulatorio.
En concreto, añade que la compañía del grupo IAG fue la sexta aerolínea de la UE con mayor volumen de emisiones y la tercera en proporción de emisiones no reguladas.
Respecto a Air Europa, los datos del estudio indican que emitió 2,34 millones de toneladas de CO2, de que «tan solo» el 28,6% se sometieron a algún tipo de regulación. Por su parte, Vueling, con una cifra total de emisiones muy similar (2,33 millones de toneladas de CO2), registró un alto porcentaje de emisiones reguladas (93,9 %), como consecuencia del carácter eminentemente intraeuropeo de sus operaciones.
Según Andrew Murphy, director de aviación de T&E, después de un año entero de ayudas en rescates de aerolíneas, «los gobiernos deben plantearse un cambio de rumbo y concentrarse en hacer que el sector sea más ecológico. Se debería obligar a las aerolíneas a pagar por las emisiones de todos sus vuelos, y exigirles que utilicen combustibles más limpios”.
En la actualidad, según la normativa comunitaria, las aerolíneas tan solo pagan por las emisiones de los vuelos que tienen lugar dentro del Espacio Económico Europeo. En 2008, la UE intentó incluir la aviación de larga distancia en el régimen de comercio de los derechos de emisión (RCDE), pero el sector presionó hasta conseguir que los vuelos entre países de la UE y de fuera de la UE quedaran excluidos de la normativa reguladora. El argumento era que se iba a promover permitir la creación de un sistema internacional de regulación de las emisiones de CO2 auspiciado por Naciones Unidas que reuniera al conjunto de las aerolíneas a nivel global.
Este sistema de regulación, promovido por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y conocido como Corsia, tiene como objetivo mantener las emisiones del sector en niveles de 2020. El problema es este sistema solo será obligatorio por los Estados solo a partir de 2027 y basado fundamentalmente en la figura de las compensaciones de emisiones, Corsia ha generado importantes críticas por su falta de ambición y sus capacidades reales de reducir las emisiones del sector.
Según un estudio encargado por la Comisión Europea publicado la semana pasada, el sistema Corsia podría en realidad socavar los esfuerzos climáticos europeos. Según el análisis, realizado en septiembre de 2020 y hasta ahora no publicado, es probable que el sistema promovido por la OACI no consiga alterar materialmente el impacto climático del transporte aéreo, debido a su diseño y falta de transparencia y aplicabilidad.
En palabras de Gilles Dufrasne, responsable de políticas en Carbon Market Watch, Corsia no es más que una «excusa barata» de la que se sirve el sector de la aviación para seguir actuando como hasta ahora. «En lugar de defenderlo, la UE debería oponerse a las voces del sector que reclaman el desmantelamiento del RCDE europeo», señala. Debemos poner fin a las exenciones de las que se benefician actualmente las aerolíneas, incluida la libre distribución de permisos de contaminación. Sustituir las políticas actuales por el sistema Corsia tendría el efecto contrario”.
En estos momentos, la Comisión Europea se encuentra en un proceso de revisión de su régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE), con el objetivo de determinar si los vuelos que entran o salen del Espacio Económico Europeo deben formar parte de él, así como de decidir una fórmula para articularlo con el sistema Corsia. Según un estudio de Transport & Environment, la sustitución del RCDE por el sistema Corsia en la UE supondría un aumento de las emisiones de aproximadamente 683 millones de toneladas en el periodo 2021-2030.
Pablo Muñoz, coordinador de la campaña de Aviación de Ecologistas en Acción: “La UE debe mostrar mucha mayor ambición en sus políticas de descarbonización del sector de la aviación. Para ello, no solo debe reforzar el RCDE, sino también establecer medidas fiscales como el impuesto al queroseno, cancelar toda financiación de aumento de infraestructuras aeroportuarias y promover la utilización de biocombustibles avanzados con estrictos criterios de sostenibilidad”.
Fuente: La Vanguardia