La evaluación de riesgos climáticos se ha convertido en un componente esencial de la gestión financiera y empresarial moderna, no exento de desafíos, pero también ofrece posibles soluciones, tal y como señala el informe ‘2024 Climate Risk Landscape Report’ del Programa Medioambiental de las Naciones Unidas.
Evaluar esos riesgos es un complejo proceso consistente en identificar, analizar y gestionar los potenciales impactos negativos del cambio climático en las operaciones y activos financieros de una organización, con el objetivo de desarrollar estrategias que mitiguen estos efectos adversos.
Uno de los desafíos más prominentes en este proceso es la evaluación sectorial específica. En sectores como el agrícola y el inmobiliario se presentan desafíos particulares debido a su alta sensibilidad a las variables climáticas y su dependencia de ubicaciones geoespaciales específicas.
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