Quizás algunos de los logros en términos de acuerdos climáticos alcanzados en 2016, anhelados desde múltiples sectores, y necesarios para todos los que habitamos el planeta, nos aproximen a la eficiencia energética con una nueva visión haciendo emerger el potencial que del desarrollo y aplicación del concepto en su totalidad se puede lograr.
Como principio de actuación, resulta práctico mantener activo el “energy efficiency first”, enunciado e impulsado desde Europa, y que ocupa una posición central para la adecuada interpretación de la revisión del “energy package 2016”. También con el propósito de clarificar y ordenar comentarios, decisiones estratégicas y acciones próximas y futuras que resultarán esenciales para las transformaciones en curso en el sistema energético, económico y social, y otras posteriores en el marco de esta nota.
Adicionalmente para enfatizar y precisar nociones que todavía necesitarán ser reiteradas, repetidas, y replicadas en múltiples foros, cabe destacar:
• El cambio de modelo energético exige un determinado nivel de compromiso con un modelo energético de partida y un modelo energético objetivo, la transición entre los cuales provea de líneas estratégicas a la organización para la definición de sus actuaciones
• La gestión de la eficiencia energética implica la introducción de nuevos conceptos, sistemas de gestión, tecnologías y metodologías
• Del mismo modo que el concepto de supply chain ha reestructurado las operaciones de negocio soportado sobre nuevos servicios de mercado y herramientas de información en tiempo real, los procesos de digitalización también deben soportar el uso estratégico de la información relacionada con el uso de la energía en el sistema organizativo, y el modo en que el sistema se relaciona con el uso de la energía
• La implantación y el uso necesarios de sistemas de gestión de la energía no aseguran un foco estratégico hacia la eficiencia energética. En primera instancia simplemente facilitan la estructura de un sistema de medida de la energía que podría limitar el desarrollo posterior hacia eficiencia energética en fases siguientes
• La implantación del sistema de gestión energética desconectado de los procesos de negocio garantiza que el foco de la visión estratégica no se dirigirá hacia la excelencia desde la eficiencia energética
La introducción de la gestión en base a sistemas en el sistema energético sobre el que opera la organización cambia radicalmente el modo en que este opera en la mayoría de modelos. Ello implica un proceso de gestión del cambio desde relaciones reactivas en la forma de demanda- suministro, hacia relaciones circulares que operan desde los sistemas definidos, sobre los cuales se pueden aplicar procesos estándares de mejora continua desde el área de calidad.
Como resultado de la introducción de dicho cambio (gestión energética en base a sistemas), el resto de sistemas organizativos conectados cambian, lo cual implicará gestionar dicha circunstancia a distintos niveles organizativos, hasta refinar los indicadores apropiados, expresados en términos de eficiencia energética, en el panel de indicadores de gestión de la organización.
El uso de modelos de prestación de servicios energéticos, siendo un área de desarrollo en sí misma, está llamado a desempeñar una función de mucha mayor relevancia al introducir esquemas que no sólo compensan la aparente disminución en volumen de transacciones de negocio en el mercado energético tradicional; sino que actuará como elemento integrador de las funciones internas y externas con que la organización establece en la actualidad sus relaciones de negocio entre áreas organizativas propias, proveedores externos (y entre ellos las funciones ESCO emergentes), y socios (stakeholders). De este modo la introducción de modelos Empresas de Servicios Energéticos (ESCO) a nivel de estructura y organización debe operar desde un diseño que añade mayor flexibilidad y capacidad de adaptación.
Sin embargo, y evitando entrar a valorar cual pudiera ser el mejor escenario para que la introducción de sistemas de gestión formales, tipo ISO50001 o similares, la adecuada discriminación de estos sistemas en el ámbito de gestión frente a otros sistemas de gestión vigentes (calidad, prevención de riesgos, medio ambiente, responsabilidad social corporativa), también resultará de extraordinario valor la identificación de los procesos específicos relacionados con la energía. Dichos procesos, pendientes de identificación en buena parte de los casos, se situarán fuera del ámbito de los procesos de negocio, productivos o de prestación de servicio. Resultando clave dicha identificación para la posterior gestión del sistema de gestión energética bajo principios de la calidad en los procesos. Sobre ellos también podremos abrir la puerta a un área de valor, desde la corriente de digitalización, para estructurar e insertar en los procesos de gestión de la información aquellos relacionados con la gestión de la energía.
En puertas de un nuevo y esperanzador ejercicio 2017, la reconsideración de la eficiencia energética como un mecanismo extra para:
• la gestión del cambio,
• el control del riesgo en los procesos de negocio,
• la integración de nuevos servicios y áreas de negocio (movilidad, almacenamiento, emisiones, electrificación, ciudades sostenibles)
• la seguridad de los procesos físicos,
• la creación de patrones redundantes que aumenten la resiliencia del conjunto mediante la gestión de sistemas,
• y las sinergias con los procesos de digitalización intensiva,
nos hacen mirar con ilusión mucho más allá de los limitados marcos de referencia que puedan dictar el entorno regulatorios (renovables, eficiencia energética, y control y reducción de emisiones), tampoco el control de costes como mecanismo de permanencia en el mercado, o en las versiones más tradicionales de gestión del negocio.
Jose Mainez
Colaborador de la Fundación Empresa y Clima