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Comprometerse con los 1,5 °C, aún en pocas agendas de las firmas españolas

Para muchos, la cumbre de Glasgow era la de las empresas, el momento en el que demostrar con hechos su decisión firme de formar parte de la solución, no del problema. Y en ese objetivo, cualquier empujón es bienvenido. Es ahí donde han entrado diversas entidades e instituciones dispuestas a exigir a las compañías compromisos ya.

Una de las acciones más interesantes es la campaña SBT 2021, coordinada por la organización sin ánimo de lucro CDP, que cuenta con la mayor base de datos mundial de información corporativa sobre cambio climático. En ella, 220 instituciones financieras mundiales, con 29.300 millones de dólares en activos, han pedido a las empresas que mayor impacto provocan en el mundo que establezcan urgentemente objetivos de reducción de emisiones acordes con los escenarios de calentamiento de 1,5 °C. Lo hacen a través de la iniciativa de objetivos basados en la ciencia (SBTi, por sus siglas en inglés).

En 2020 creció de 7 a 16 el número de sociedades españolas con la máxima calificación en gestión del cambio climático

En la campaña se ha interpelado a un número muy grande de compañías de todo el mundo, “que sumadas tienen emisiones equivalentes superiores a las de los Estados Unidos y la UE juntos y con 36.500 millones de euros de valor de mercado”, destaca Laurent Babikian, director global de mercados de capitales de CDP. Se publicarán los nuevos avances en 2022.

Hasta ahora, 52 firmas españolas forman parte de la SBTi. De ellas, 17 tienen objetivos fijados de 1,5 °C. El resto se ha comprometido a establecer un propósito en un plazo de dos años a partir de la fecha de la firma. Con estos datos, nuestro país ocupa el puesto 11 a nivel mundial en cuanto a empresas con objetivos fijados, según CDP.

La implicación es dispar según el sector y las tecnologías disponibles

Respecto a la campaña desplegada este año, Aena ya se ha comprometido con el SBT y otras empresas como ACS, Acerinox, Grifols, Abengoa, CaixaBank y Dia se han propuesto hacerlo, según menciona Babikian.

A esto, Cristina Sánchez, directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas en España, añade que durante 2020 las empresas nacionales incluidas en el listado que elabora CDP con las compañías con la máxima calificación en gestión del cambio climático subieron un 129%, pasando de 7 a 16. “Meliá Hotels International, Siemens Gamesa Renewable Energy o Red Eléctrica, socias del Pacto Mundial, son algunos de los nombres que han entrado a formar parte de este listado durante el último ejercicio”, asegura. Mapfre también aspira a ser una empresa neutra en emisiones de carbono a escala internacional en 2030.

“Lo que tenemos claro es que la acción y el liderazgo del sector privado en materia de clima van a ser fundamentales para la transición hacia un modelo resiliente”, resalta la responsable del Pacto Mundial de Naciones Unidas en nuestro país, ya que las empresas tienen un papel fundamental “a la hora de enviar señales fuertes al mercado, ofrecer soluciones innovadoras, generar confianza y presentar planes creíbles hacia una economía de cero emisiones”.

Adopción del ODS 13

En la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) “tenemos las dos caras de la moneda”, resume Sánchez. El ODS 13 de acción climática es uno de los más trabajados por las empresas españolas, y “sabemos que los avances son positivos, pero también que resultan insuficientes si queremos limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C”, admite.

Dice el refrán que se dice el pecado, pero no el pecador, sin embargo, muchas organizaciones mencionan nombres. Así, el Estudio anual de la acción y divulgación climática de las empresas del Euro Stoxx 50, Dow 30 y FTSE 100, elaborado por EcoAct, concluye que las cuatro compañías pertenecientes al índice europeo, Amadeus, Banco Santander, Iberdrola e Inditex, están por debajo de la media de desempeño respecto a su alineación a las recomendaciones del TCFD (Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima) en comparación al resto de las empresas del mismo índice.

“No obstante, valoramos positivamente que las cuatro reporten sobre las emisiones de toda su cadena de valor y hayan emprendido acciones para su reducción. Además, todas las compañías reportan hacer uso de un precio interno al carbono, que es una de las iniciativas más ambiciosas dentro de la acción climática corporativa”, destaca Cristina Raventós, directora de EcoAct España.

“El avance está siendo dispar dependiendo del sector y de las tecnologías disponibles y si estas permiten una mayor o menor rentabilidad económica y ambiental tras su implantación”, observa Elvira Carles, directora de la Fundación Empresa y Clima, quien no cree que haya ya firmas en nuestro país que hagan caso omiso al actual escenario. “Lo que sí puedo decirle es que estamos llegando a un punto donde empresas e inversores tienen más riesgo si apuestan por modelos económicos basados en los combustibles fósiles que en las renovables”, opina.

LOS GRANDES INVERSORES PROPICIAN LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN SUS PARTICIPADAS

Las instituciones financieras más comprometidas con la lucha contra el cambio climático participan en diversas iniciativas que cobran cada vez más protagonismo. Climate Action 100+, por ejemplo, está liderada por 615 inversores que persiguen garantizar que las empresas emisoras de gases de efecto invernadero (GEI) más grandes del mundo tomen las medidas necesarias para rebajar la temperatura del planeta.

Pero quizás una de las propuestas más interesantes en la que participan las principales gestoras es Net Zero Asset Managers (NZAM), que reúne a más de 200 entidades comprometidas con el objetivo de cero emisiones netas de GEI para 2050 o antes, apoyando inversiones alineadas con ese fin. En conjunto, las participantes gestionan 49.000 millones de euros.

A esta iniciativa se ha unido recientemente BBVA Asset Management, que se ha propuesto acompañar a las empresas en las que invierte en sus objetivos de ser neutro en carbono. Para ello, en un primer paso, la gestora analizará su cartera y establecerá un objetivo inicial del volumen de activos que formarán parte del compromiso. Además, se compromete a fijar metas intermedias para 2030 para la descarbonización de esos activos y a revisar ese objetivo al menos cada cinco años, con la intención de incrementar la proporción hasta alcanzar el 100% del patrimonio bajo gestión. Hace unos meses el grupo BBVA se incorporó a la alianza bancaria de cero emisiones netas Net-Zero Banking Alliance y anunció su compromiso para reducir a cero la exposición a actividades relacionadas con el carbón.

También el Banco Santander participa de esta iniciativa financiera, en este caso, como miembro fundador, asumiendo el compromiso de ser neutros en emisiones de carbono en 2050. Para ello ya han establecido objetivos para 2030, como dejar de prestar servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% del carbón térmico, y eliminar su exposición a la minería de carbón térmico en todo el mundo.

Además, Santander Asset Management fue la primera gestora española en suscribir la mencionada iniciativa NZAM, y ya se ha marcado como meta para 2030 la reducción a la mitad de las emisiones netas de sus activos con gestión Net Zero, es decir, aquellos para los que existen metodologías de medición y métricas de emisiones.

Para Elodie Laugel, directora de inversión responsable de Amundi, “la transición energética no es solo un riesgo financiero. Con una profunda conciencia de nuestra responsabilidad como gestor global de activos responsable”, Amundi también se unió a la iniciativa NZAM. En su caso, la inversión responsable ha sido un pilar desde su creación y son firmantes fundadores de los Principios para la Inversión Responsable de la ONU en 2006. “Entendemos que la integración sistemática de los riesgos y oportunidades ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) en nuestras decisiones de inversión, junto al análisis financiero, forma parte de nuestro deber para preservar y maximizar los intereses a largo plazo de nuestros clientes”, indica Elodie Laugel.

Decisiones que suman

Rezagados. “La principal conclusión de esta COP26 puede ser que nos debamos centrar menos en promesas genéricas y más en la implementación de estas”, ha resumido Giles Moëc, economista jefe de Axa IM. Precisamente, la entidad ha anunciado que refuerza sus acciones para acelerar su contribución a un mundo bajo en carbono; por ejemplo, desinvertir en lo que denominan rezagados sobre el clima, o la entrada en vigor de una política de inversión reforzada para el sector del petróleo y del gas, con nuevas exclusiones para mitigar los impactos adversos de la industria en el medio ambiente.

Biodiversidad. En La Financière de l’Échiquier están convencidos de que el sector financiero desempeña un papel crucial a la hora de preservar la biodiversidad. Por esa razón han adoptado una política estricta sobre emisiones de carbono y una estrategia climática ambiciosa, por ejemplo, comprometiéndose a integrar criterios relativos a la biodiversidad en sus análisis antes de que termine 2024, a medir el impacto de sus inversiones y a informar sobre ello con total transparencia.

Millones. La comunidad financiera mundial se ha comprometido a aportar 113.000 millones de euros para alcanzar el objetivo de cero emisiones en 2050. “Se necesita mucho más para reflejar la obligación del mundo desarrollado de ayudar a la mitigación y adaptación en el mundo en desarrollo”, opina Eva Cairns, responsable de cambio climático de Abrdn.

Fuentes: Cinco Días