La Comisión Europea (CE) tiene previsto revisar este año el impuesto climático que aplica a las importaciones de acero, cemento, aluminio o fertilizantes con el objetivo de minimizar «consecuencias indeseadas» de este arancel y evitar el cierre o la deslocalización de plantas industriales.
«Europa necesita combatir la fuga de carbono en sus industrias», subraya la iniciativa que forma parte de la hoja de ruta industrial, llamada Brújula de Competitividad, que presentaron este miércoles en una rueda de prensa la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, y el vicepresidente de Industria, Stéphane Séjourné.
La revisión del Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (CBAM) está enmarcada en el capítulo de esta estrategia dedicado a la descarbonización industrial y Bruselas la justifica tanto por «la situación de las industrias intensivas en energía» que forman parte del sistema de comercio de CO₂ y «la necesidad de minimizar los casos de elusión» de este gravamen y sus «consecuencias indeseadas».
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