El CO₂, principal gas de efecto invernadero, sigue su curva ascendente en la historia.
Desde hace décadas, los científicos han advertido sobre el impacto del aumento del dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera. Sin embargo, el 7 de marzo de 2025 se cruzó un umbral que refuerza la urgencia de tomar medidas. El Observatorio de Mau-na Loa, en Hawái, registró 430,6 partes por millón (ppm), la cifra más alta en al me-nos tres millones de años en la historia de la humanidad. Este dato no solo confirma la aceleración del calentamiento global, sino que también pone en evidencia que el tiempo para actuar se está agotando. Aunque hoy mismo se dejaran de quemar combustibles fósiles, décadas y décadas de expulsar masivamente gases de efecto invernadero procedentes del carbón, petróleo y gas harían que la temperatura global del planeta siguiera subiendo. Esto se debe a la concentración de dióxido de carbono (gas responsable de un 64% del calentamiento global) que hay en la atmósfera, un valor que no ha dejado de subir desde la revolución industrial y que va a la par con el aumento de la temperatura. El Observatorio de Mauna Loa, dependiente en última instancia de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) –organismo que está desmantelando la administración Trump–, es la estación de me-dición de CO₂ más antigua en funcionamiento, por lo que es la referencia mundial en este campo.
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