Nueva York dio un paso al frente este jueves en la lucha contra el cambio climático al aprobar un plan de ambiciosas medidas, la principal de ellas la que obliga a ciertos edificios comerciales y residenciales en la ciudad a reducir sus emisiones de carbono.
«Hoy es un día histórico», se escuchó una y otra vez en la conferencia de prensa en las escalinatas del Ayuntamiento, donde una amplia coalición de organizaciones ambientales, comunitarias, sindicatos y políticos se convocaron en apoyo a las medidas ecológicas, en un ambiente festivo.
«Queremos justicia ambiental ahora», gritaban los activistas, que portaban carteles con mensajes como «Es una emergencia, actúen», «Justicia» o «100 por 100 renovable para el 2030».
El Concejo municipal dio luz verde por amplio margen a La Ley de Movilización Climática, que se compone en total de seis medidas.
La principal de ellas exigirá que todos los edificios de 2.322 metros cuadrados, incluyendo las Torres Trump, por ejemplo, sean modernizados con nuevas ventanas y aislamiento térmico, entre otras medidas, para ser más eficientes energéticamente.
Se calcula que unos 50.000 edificios comerciales y residenciales, responsables del 30 % de la contaminación del aire en la ciudad, se verán afectados por esta legislación.
En general, los edificios de la ciudad de los rascacielos aportan en conjunto el 70 % de la contaminación ambiental.
A partir de 2022 se exigirá a los dueños de los edificios comenzar a reducir sus emisiones de carbono, que para 2030 deben haber cortado en un 40 % y el doble para el año 2050, de acuerdo con esta legislación.
Según destacaron activistas, Nueva York se convierte en la primera ciudad del mundo en adoptar esta medida.
Las autoridades defienden que la norma mejorará la calidad del aire, ayudará a reducir problemas respiratorios como el asma, a la vez que creará miles de empleos en el área de la construcción, así como en lo relacionado con el trabajo de limpieza, servicios y operación de los edificios que deberán cumplir con esta ley, que enfrentó la férrea oposición de la industria inmobiliaria.
La legislación, que tiene el apoyo del alcalde, Bill de Blasio, exime a edificios de alquiler controlado, que benefician a inquilinos de escasos recursos económicos, para evitar que sus residentes sean impactados con un alza en el pago de sus viviendas, dijo a Efe la activista Maritza Silva Farrell, directora ejecutiva de The Alliance for a Greater New York.
«Queremos una mejor ciudad de Nueva York para el futuro», afirmó el concejal Costa Constantine, autor de esta propuesta, quien recordó que la lucha contra el cambio climático en el Concejo comenzó hace diez años.
Recordó, además, los miles de neoyorquinos impactados por la destrucción causada por el huracán Sandy en 2012, con niveles récord de inundaciones, viviendas y negocios destruidos.
«El momento de tomar acciones es ahora, no podemos esperar», afirmó Constantine, presidente del Comité de Protección Ambiental.
La Ley de Movilización Climática, que cuenta además con el apoyo del Instituto Estadounidense de Arquitectos, también incluye medidas para requerir que los techos de ciertos edificios sean cubiertos con plantas, paneles solares, turbinas de viento o una mezcla de las tres cosas.
Propone crear una agencia para dirigir y supervisar estos esfuerzos y dispone que los autobuses escolares sean eléctricos.
Otra medida incluida en este plan ordena un estudio sobre la viabilidad de cerrar las plantas que generan electricidad a partir de combustibles fósiles y sustituirlas por energía renovable y baterías.
«Hoy es un día especial en Nueva York. Tomamos acciones, hicimos lo imposible», afirmó Farrell.
Los activistas defendieron durante la conferencia que este plan de medidas «se trata de justicia racial, social y económica», al destacar que son los grupos minoritarios los más afectados por el cambio climático, al sufrir problemas respiratorios por la contaminación o viviendo en zonas inundables.
Afirmaron que con la aprobación del paquete de leyes, para lo que la coalición trabajó con los concejales, «demostramos al presidente Donald Trump cómo se enfrenta el cambio climático».
Fuente: La Vanguardia