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La cumbre de Madrid ahonda la brecha entre la presión social y la falta de nuevas metas climáticas

La cumbre del clima está evidenciando la brecha cada vez más grande que hay entre la presión social y la falta de una respuesta más ambiciosa de los gobiernos para combatir la crisis climática. Por ahora, no se perciben señales de que la mayoría de gobiernos vaya de querer presentar nuevas metas para reducir las emisiones de gases más allá de las promesas efectuadas en París en el año 2015.

La Comisión Europea, a través de su nueva presidenta Ursula von der Layen, ha expresado su disponibilidad a querer elevar el listón y subir el recorte de CO2 desde el 40% al 50% para el 2030 (siempre respecto a 1990). Pero ahora hace falta que los gobiernos europeos lo acepten.

Y habrá que ver si esa invitación mueve a los demás países del mundo de sus posiciones de partida.

Al fin y al cabo, la UE sólo aporta un 10% de las emisiones mundiales que contribuyen al calentamiento.

La brecha incluso se ha “ampliado”, sostiene Jennifer Morgan, directora de Greenpeace International, para quien la parálisis es preocupante.

Laurence Tubiana, directora de la Fundación Europea por el Clima -y ex asesora del gobierno francés para el Acuerdo de París- que Europa debe dar pasos claros, porque esta es la manera de provocar que los países emergentes, como China, India, Indonesia o Sudáfrica se muevan de sus casillas.

Europa, a punto de “dar un gran paso adelante”

El gran paso adelante lo va a dar la UE en el Consejo que se celebra los días 12 y 13, cuando se espera la aprobación de una propuesta mediante la cual la establecerá como objetivo formal lograr la neutralidad climática para el año 2050.

Es decir, se plantea el reto de lograr emisiones cero para esa fecha (balance mediante el cual los gases emitidos quedan neutralizados con bosques u otros sumideros).

Es el paso que piden los científicos para contener el aumento de temperaturas y evitar que superen el nivel de peligro.

La gran esperanza estratégica se llama Green New Deal europeo

“Este movimiento va a dar mucha energía a todo el proceso, porque no sólo se pone una cifra como objetivo, sino que es un objetivo económico y político muy importante”, dice Laurence Tubina. Europa completaría todo esto con un instrumento nuevo y esperanzador: un Green New Deal, un conjunto de iniciativas económicas aún por establecer pero que marcan este nuevo camino y señala el tipo de inversiones y de iniciativas elegibles que se deberían ir abriendo paso para hacer realidad una economía limpia y descarbonizada. El Banco Europeo de Inversiones ya ha definido que inversiones serían idóneas para ir abandonando la era de los combustibles.

“Europa está creando un buen marco político, focalizando las ideas para que todos vayan en la misma dirección. El futuro significa una transformación profunda; y eso lo marca el acuerdo de París y su aplicación en esa dirección”, señala Tubiana.

Sin más movimientos entre las grandes economías

Salvo sorpresas, ahora impensables, ningún gran país emisor de gases va a hacer anuncios que aumenten sus metas sobre recortes de gases en Madrid. Naturalmente, no lo hará Estados Unidos, que ha iniciado oficialmente el proceso de retirada del pacto climático (que debe concluir el 4 de noviembre del año 2020).

Pero tampoco lo harían China, India o Japón.

Sin embargo, Tubiana sostiene que sería necesario y deseable que China también se planteara lograr la neutralidad climática en el 2050 e, incluso, India estaría también en condiciones de hacerlo. Si un país asume el reto de lograr emisiones cero en 30 años, el efecto inmediato sería que se pondría en marcha toda la maquinaria (política, administrativa, financiera..) para lograr los recortes de emisiones, que es lo que demandan de las organizaciones sociales.

Eliminar los subsidios de los combustibles fósiles: lo repite una y otra vez el secretario general de las Naciones Unidas

El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reclamó al inaugurarse la conferencia hace una semana que “esperamos un movimiento profundo por parte de los países del G20, que representan tres cuartas partes de las emisiones mundiales”.

Retaba así a los 200 países firmantes del acuerdo de París a que dejen de subvencionar las energías fósiles (esta misma semana se ha conocido el campo que aún queda por recorrer en el sector del transporte marítimo) para encarar la descarbonización de sectores de la energía y los transportes.

Las contribuciones nacionales sobre recortes de gases no deben presentarse o actualizarse hasta el 2020

No obstante, el acuerdo de París, con el que 195 países acordaron detener el aumento de temperaturas por debajo de los 2ºC, prevé que los compromisos de los estados sean revisados en el 2020.

Es decir, sus contribuciones nacionales -que incluyen reducciones de gases en niveles diferentes y voluntarias en cada país-, no deberán ser actualizadas hasta el año próximo, por lo que la mayor parte de las nuevas expectativas se demorarán hasta la conferencia de Glasgow del año próximo (COP26).

“El gran acontecimiento es la COP26, pero no podemos esperar un día más”, dijo el pasado viernes en la Casa Encendida de Madrid la joven activista Greta Thunberg, poco antes de participar en la multitudinaria manifestación que ella encabezó. “Llevamos haciendo huelga desde hace un año y nada ha cambiado”, sentenció.

El movimiento de justicia climática y Greta Thunberg, el gran arma de presión a los gobiernos, no quiere esperar un año, sino actuar ya

La presencia de Thunberg -y de todo su movimiento por la justicia climática- en la conferencia, donde participa activamente, es el arma de presión socia más fuerte que influye sobre la negociación.

A pocos días del fin de la conferencia de Madrid, efectivamente, las señales “no son buenas”, según explica Alden Meyer, representante de la Union for Concerned Scientists. Para este veterano observador de las negociaciones climáticas desde hace años, “si China, India o Japón deciden moverse será en fechas cercanas a la COP 26”, y no ante, según explicó a AFP.

No se espera tampoco una mayor implicación de Brasil, “cuyo gobierno no va a cambiar el año próximo”, según explica Laurence Tubiana.

Así, todas las expectativas de avance están en si la UE, en su próxima cumbre los días 12 y 13, adopta el objetivo de neutralidad climática para el año 2050, algo sobre lo que aún no hay unanimidad, pues países como Polonia o la República Checa, fuertemente dependientes del carbón podrían poner serios reparos.

Cerca de 70 países están ya están comprometidos a elevar sus ambiciones de reducción de emisiones en el año 2020, pero solo son el 8% de los gases

Mientras tanto, cerca de 70 países están ya están comprometidos a elevar sus ambiciones de reducción de emisiones en el año 2020. En la cita de Madrid es posible que esta alianza pueda acoger a nuevos países; pero ahora la suma total de todos ellos solo representa el 8% de los gases mundiales. El problema es que en esta alianza no están ninguno de los grande focos emisores.

En este contexto, va a resultar clave el compromiso del sector privado. Así, un grupo de más de 600 inversores institucionales hicieron un llamamiento el lunes a salir de la alta dependencia del carbón.

Las negociaciones avanzan a un ritmo “lento” en algunos asuntos claves, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en sus siglas en inglés), que ha urgido a los ministros a dar un impulso “significativo” si quieren que de la cumbre salga un resultado “mínimamente aceptable”.

Según esta organización, el último borrador que han compartido los negociadores era esperanzador, pero no recoge “ni la ambición ni la urgencia” que demanda la ciencia ni las acciones necesarias para abordar la emergencia climática.

El peruano Manuel Pulgar-Vidal, que presidio la COP20, dice que nunca ha visto una brecha en acción “tan grande”

El ex ministro peruano Manuel Pulgar-Vidal, que presidió la COP20 y que ahora lidera el programa internacional de clima de WWF, ha manifestado que “nunca antes” se había visto una brecha de acción tan grande “entre las personas de todo el mundo y las personas que se sientan en la sala de negociaciones”.

No obstante, ha confiado en que los ministros -que empiezan a reunirse hoy- contribuyan al alcanzar un pacto.

Laurence Tubiana sostiene que un posible acuerdo este viernes debería reunir tres requisitos fundamentales; y el primero de ellos seria “lograr que haya un pleno reconocimiento al diagnóstico que ya han hecho los científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU”, concretados en los tres últimos informes que dan la alerta sobre la crisis climática. Lograr esta premisa de partida no es fácil, como se demuestra en el hecho de que en la conferencia de Katowice (Polonia) del año pasado algunos países, sobre todo Arabia, pusieron repartos en recoger esta constatación. “En segundo lugar, se requiere una formulación de la ambición colectiva; y en tercer lugar hay que capitalizar todo el esfuerzo de transformación que viene de la mano del mundo de las ciudades o del mundo de las inversiones”.

Fundacion Europea para el Clima

Laurence Tubiana ve fundamental que el acuerdo de Madrid haga un pleno reconocimiento del diagnóstico de lo científicos

Para las regiones y países en primera línea de los impactos (y que sufren las devastadoras alteraciones climáticas) todo esto está lejos de ser suficiente. “Algunas partes influyentes han trabado los esfuerzos para responder a la urgencia climática”, denunció por Twitter Janine Felson, representante del grupo de los 44 estados insulares.

“Hemos visto retrocesos por parte de los países desarrollados”, señaló Sonam P. Wangdi, que preside el grupo de países menos adelantados, al referirse al mecanismo de “pérdidas y daños”, un instrumento para ayudar a las naciones más dañadas por el calentamiento pero que aun no es efectivo.

Con el actual nivel de compromisos de los gobiernos, los termómetros podría subir 3,2ºC, por lo que los países del Sur reclaman que se aceleren las negociaciones sobre la financiación de las “pérdidas daños” que ellos ya sufren.

Según un informe del International Institute for Environment and Development, las familias del mundo rural en Bangladesh superan los 2.000 millones de dólares al año para reparar los daños causados por los ciclones y otros sucesos meteorológicos extremos.

Sin apenas avances en el frente de los mercados de carbono

Tampoco hay avances en la creación del mercado de carbono, “ese gran Excel planetario” que entronizaría en todo el mundo un comercio o intercambio de derechos y créditos de emisiones de CO2 entre países y en los que se daría la entrada al sector privado.

El miedo a una doble contabilidad de las reducciones de gases obtenidas (que se las imputen a la vez, doblemente, el país que las compra y el que las vende), el riesgo a que eso mismo conduzca a un juego de suma cero sin efectividad y la convicción de que todo ello puede hacer distraer los esfuerzos para hacer reducciones reales en cada país con medidas internas (transporte, edificación, cambio de modelo energético…) son algunos de sus innumerables puntos débiles.

Los expertos ven preferible que no haya acuerdo en la creación del mercado de carbono a que “haya un mal acuerdo”

La definición de estas reglas de funcionamiento de los mercados de carbono es la última asignatura pendiente que queda para poner en marcha y aplicar en todos sus extremos el acuerdo de París, pero esto no preocupa mucho en Europa.

“En los mercados de carbono se necesitan reglas de funcionamiento muy estrictas; y si no las podemos tener este año, será el siguiente”, dice Laurence Tubiana reflejando el poco interés de la UE por este mercado. “Esto no va a condicionar el éxito de la conferencia de Madrid”.

“Un mal resultado en este punto sería peor que carecer de él”, estima Kelly Levin, del World Resources Institute.

Fuente: La Vanguardia