Los baches a la hora de aprobar a los vicepresidentes de la nueva Comisión Europea han desatado un choque frontal entre las dos principales familias políticas en Bruselas, populares y socialdemócratas, que deja pendiendo de un hilo la coalición que durante décadas ha sostenido y permitido avanzar a la Unión Europea. El impás europeo continúa este jueves sin nuevas conversaciones formales previstas a corto plazo tras dos días muy cargados políticamente, con el telón de fondo del bloqueo de los populares a la candidata española Teresa Ribera y el enfado de los socialdemócratas, que dicen negarse a «seguir blanqueando» al Partido Popular Europeo (PPE) cuando ya no lo consideran un socio fiable. La primera consecuencia directa del bloqueo es el riesgo de que la nueva Comisión Europea no arranque su mandato el próximo 1 de diciembre, como estaba previsto, pero también deja en el aire la coalición entre partidos proeuropeos con la que históricamente se ha sacado adelante prácticamente toda la legislación y que, junto a los Verdes, dio a Úrsula von der Leyen su segundo mandato en julio. Desde las últimas elecciones europeas, el PPE tiene la posibilidad de pactar o bien con esos grupos proeuropeos, o bien con los Conservadores y Reformistas y los de extrema derecha (Patriotas por Europa y Europa de las Naciones Soberanas), con los que ha consensuado en los últimos meses enmiendas a textos sobre el presupuesto comunitario o la posición de la Eurocámara respecto a la crisis en Venezuela.
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