El político estadounidense, figura clave de la diplomacia medioambiental de las últimas décadas, abandona la primera línea de la lucha contra el calentamiento
Era ya de noche en Glasgow. Y llovía, claro. La cumbre del clima de 2021, que se celebraba con un año de retraso por la pandemia en la ciudad escocesa, había entrado en el tramo final. Aquel 10 de noviembre no se esperaba ningún anuncio importante. Pero lo hubo: EE UU y China difundieron una declaración conjunta en la que se comprometían a acelerar la lucha contra el cambio climático y a limitar las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero que suele quedar relegado en la lucha contra el calentamiento global. Los mullidores del pacto eran dos viejos conocidos: John Kerry, enviado especial para el clima de Joe Biden, y Xie Zhenhua, jefe de la delegación china en la cumbre. A estos enviados especiales se les conoce con el sobrenombre de los zares del clima y son dos personajes sin los que no se puede entender la diplomacia climática de las últimas décadas en el mundo. Lo más llamativo de aquella declaración conjunta era el momento, porque llegaba en plena tensión entre las dos superpotencias por Taiwán y precedida por varios reproches públicos entre los líderes de ambos países. Fue una sorpresiva paz climática cosida otra vez por John Kerry y Xie Zhenhua, quienes durante años han sido algo así como el teléfono rojo que las dos naciones mantenían conectado a pesar de los muchos frentes de conflicto que tienen abiertos.
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