La cumbre del clima de la ONU que arrancó este lunes en Bakú, Azerbaiyán, (COP29) se enfrenta a un escepticismo similar al que suscitaron las negociaciones climáticas en la COP27 de Sharm el Sheij (Egipto) y en la COP28 de Dubái (Emiratos Árabes Unidos), también potencias exportadoras de combustibles fósiles. Algunas críticas radican en el hecho de que el presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, ocupara un alto cargo en la compañía estatal de petróleo SOCAR; rechazo muy parecido al que generó el presidente de la COP28 de Dubái, el doctor Sultán Al Yaber, por estar al frente de la cuarta petrolera más grande del mundo. Azerbaiyán exportó en 2022 26,6 Mt de crudo en 2022, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, y 22,6 bcm de gas natural. Emiratos Árabes Unidos (EAU), por su parte, es el séptimo productor de crudo del mundo, según la misma fuente, mientras que Egipto es también un principal exportador de combustibles fósiles, tanto gas como petróleo y derivados. Pero que una cumbre del clima se celebre en un país petrolero no necesariamente significa que las negociaciones estén condenadas al fracaso, recuerdan varios ecologistas y especialistas consultados.
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