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Las emisiones de CO2 crecieron en todos los países del G20 el año pasado

Limitar el calentamiento global por debajo de 1,5º reduciría en un 70% los impactos del cambio climático. Sin embargo, cada vez son más los expertos que señalan que esa meta fijada en el Acuerdo de París -pese a ser asequible- no podrá lograrse sin una mayor ambición por parte de las grandes economías mundiales. Este lunes se ha publicado el informe Brown to Green, que analiza las políticas y acciones climáticas de los países del G20; el documento advierte que actualmente ninguno de los miembros está en camino de cumplir los requisitos necesarios para lograr ese objetivo.

Elaborado por la ONG Climate Transparency, señala que la tendencia actual nos conduce a un aumento de 3° por encima de los niveles preindustriales para finales de este siglo. De alcanzarse esa cifra, los impactos del clima serán más severos y aumentarán el riesgo de que el planeta rebase «puntos de inflexión críticos», tras los que experimentará cambios sistémicos profundos e irreversibles. Eso incluye un aumento catastrófico del nivel del mar, así como sequías e inundaciones que pueden amenazar los medios de subsistencia de muchas poblaciones, como el acceso al agua potable.

Los autores subrayan que 2020 será un año clave en la acción climática. El próximo año está previsto que todos los países presenten objetivos y planes nacionales revisados, una cuestión que estará en el centro de las negociaciones de la COP25 de Madrid. «Es muy relevante porque muestra a los gobiernos cómo podrían mejorar sus objetivos de emisiones pocas semanas antes de que se reúnan en Madrid para revisar el Acuerdo de París», explica Lena Donat, investigadora de la ONG Germanwatch y coautora del informe.

LIMITAR SEQUÍAS Y OLAS DE CALOR

Mantener el incremento global en sus niveles mínimos contribuiría a reducir la duración media de las sequías en un 68% y a que el número de días anuales por encima de los 35°C sea 30 en lugar de 50. También limitaría las perturbaciones que se están viviendo en la agricultura, con ciclos de crecimiento de los cultivos cada vez más bajos, así como la reducción de las precipitaciones y las olas de calor. «El año que viene va a ser muy importante: los países saben que deben aumentar sus objetivos porque el mundo va camino de una temperatura de 2,7º o 3,5º mayor», explica otros de los autores, Enrique Maurtua Konstantinidis, responsable de la Fundación Biosfera.

Las 20 principales economías del planeta son responsables de un 80% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En 2018 las emisiones de GEI aumentaron en todos los sectores de estos países, especialmente en la construcción. Además, el informe considera que los actuales objetivos climáticos presentados por sus gobiernos de cara al año 2030 son demasiado conservadores. «El transporte y la construcción son dos de los sectores más problemáticos», señala Dunat. «Aunque muchos gobiernos han creado políticas para hacer que los edificios sean más eficientes, éstas se implementando correctamente. En el transporte, que supone un 20% de las emisiones, se está avanzando en temas como los vehículos eléctricos pero se está ignorando el transporte de mercancías».

RECOMENDACIONES PARA LA UE

En el caso de la Unión Europea, si bien las emisiones están disminuyendo en porcentaje, el informe refleja que el aumento del consumo y el crecimiento económico hacen que los esfuerzos actuales se queden cortos. Los autores consideran, por tanto, que el objetivo de reducir las emisiones por debajo de «un 40% respecto a los niveles de 1990» no es suficiente para alcanzar la meta de 1,5º. «El crecimiento económico lleva a un aumento de la demanda, y con él a un crecimiento de las emisiones», añade Donat. «Vemos que crecen energías renovables, pero también los combustibles fósiles».

No obstante, la UE ha adoptado un paquete de medidas con el que pretende alcanzar una cifra más ambiciosa que la firmada en París, que sí sería acorde con el objetivo 1,5º. Estas medidas se traducirían en una reducción de un 58%, que los autores creen que podría llevarse hasta el 62% con algunas modificaciones. «La transición energética tiene que ser justa», concede Maurtua Konstantinidis,»pero está claro que los países que la lideren van a estar en mejor posición para adaptarse a la nueva realidad».

En concreto, recomiendan tres medidas: adoptar un objetivo de cero emisiones para 2050 y aumentar los compromisos de reducción para 2030; que el 100% de los coches vendidos en territorio comunitario no emitan CO2 y una moratoria para frenar la expansión de la infraestructuras de gas (gaseoductos y puertos de gas natural licuado).

El informe, que incluye 80 indicadores económicos y ambientales, supone una de las revisiones más exhaustivas de la acción climática de las 20 grandes economías mundiales. Analiza sus puntos fuertes y sus debilidades en sus esfuerzos por reducir las emisiones, adaptarse a los efectos del clima y lograr una fiscalidad más ecológica. Se ha elaborado en base a datos obtenidos en los últimos análisis publicados por la OCDE y el Banco Mundial.

Fuente: El Mundo